miércoles, 23 de abril de 2014

Cumbre agraria: Campesina, étnica y popular departamental se realizó en Ibagué


Tolima se prepara para el paro agrario

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|Por Nelson Lombana Silva|

Por convocatoria de Marcha Patriótica, Congreso de los Pueblos y la Coalición de movimientos y organizaciones sociales de Colombia (Comosoc), se realizó ayer cumbre agraria: Campesina, étnica y popular, en la ciudad de Ibagué, Tolima, con el fin de socializar la declaración política de la reciente cumbre nacional realizada en Bogotá, el pliego de exigencias y la preparación de las actividades relacionadas con el paro nacional que se proyecta y la celebración del primero de mayo, día internacional de la clase obrera.

Si bien el Moir saboteó el evento por intermedio de Miguel Gordillo Hernández y Julio Enriquez al retirar del evento a 30 líderes campesinos aproximadamente, según denunciaron los líderes Danilo López Carrero y Edgar Sánchez Cortés, el certamen se realizó y se tomaron decisiones importantes en dirección a lo presupuestado.

El pliego nacional de exigencias fue alimentado con propuestas regionales, sobre todo relacionadas con la problemática de la ciudad de Ibagué. Una verdadera lluvia de puntos reivindicativos fue socializada en tres comisiones y finalmente en la plenaria. Se dijo también que el paro es reivindicativo y político por cuanto debe proyectarse unidad, organización y acción para cristalizar cambios fundamentales. La idea es atacar el modelo capitalista neoliberal, se indicó. 

Se formuló un llamado a la unidad obrero, campesina e indígena en aras de impulsar un paro fuerte y contundente que cree las condiciones de realizar en Colombia un paro cívico nacional. Se dijo también que en el centro de la lucha debe estar la defensa de los diálogos de la Habana, la apertura de los diálogos con ELN y el EPL y la salida política al conflicto social y armado.

Danilo López Carrero, presidente de los acueductos comunitarios y uno de los líderes que estuvo presidiendo el evento, expresó su preocupación por el agua en Ibagué y la política privatizadora del Instituto Ibaguereño de acueducto y alcantarillado, Ibal, por parte de las últimas administraciones municipales.

Otros puntos importantes planteados en este evento  fueron los siguientes: El mínimo vital de agua para los ibaguereños, acueducto alterno, Cabildos abiertos por comunas, defensa de lo público, lucha frontal contra la corrupción e inseguridad, empleo digno, trato digno a los vendedores ambulantes y no manejo militarista y represivo como viene sucediendo, defensa de la red pública hospitalaria, defensa del hospital regional “Federico Lleras Acosta”, Defensa del Medio Ambiente, defensa de la educación pública y de calidad, defensa de la universidad del Tolima, etc.

Hoy se realizará una reunión con directivos de la Cut regional Tolima para coordinar las actividades del primero de mayo y las demás tareas presupuestadas y para el jueves 24 de abril un nuevo encuentro en la sede de Anthoc para ultimar detalles de cara al primero del mayo y la preparación del paro agrario: Campesino, étnico y popular, buscando comprometer a la ciudad en todas estas luchas de resistencia popular que se avecinan en Colombia. “La relación del campo y la ciudad debe ser armónico y recíproco”, señaló Danilo López Carrero.

Por su parte, Raúl Rojas González señaló la importancia de organizar el paro de la mejor manera previendo detalles como la radicalidad, la duración y la misma dinámica orgánica que lo haga contundente. El ambiente de lucha en campesinos y citadinos en el Tolima toma buena temperatura, a criterio de los asistentes.

Ibagué, abril 21 de 2014.
Tomado: ELSALMON

jueves, 17 de abril de 2014

Uno, dos, cien Buenaventuras por toda Colombia…

Un retrato de los vándalos en el poder.


Estos encontraban una serie de cuerpos desfigurados, esparcidos por el lugar, vestigios de un antagonismo social ciego y aniquilador. Dicha escena podía corresponder a algo absolutamente caótico y desordenado donde los cadáveres se encontraban desmembrados, diseminados o apilados por todo el lugar. Pero también era factible encontrar escenas donde existía un orden intencional, una verdadera puesta en escena. (…) Este procedimiento buscaba, ante todo, aterrorizar a los habitantes de la vereda quienes huían abandonándolo todo.
(María Victoria Uribe Alarcón, “Antropología de la Inhumanidad”, 2004, p.92)

La llegada a Buenaventura deja de entrada un cierto sentimiento de desazón. Da la sensación que todos los edificios están a punto de caerse, enmohecidos, hongueados; a diferencia de otras partes de Colombia, se respira la desconfianza y el miedo… la sensación de abandono es evidente. Es increíble que la mayoría del comercio internacional de Colombia pase por ese puerto, lo que señala ese carácter contradictorio del capitalismo, en el cual inversión y despojo son términos indisociables. La miseria es un concepto relativo y se hace más odiosa cuando más riqueza le rodea.
Lo que ocurre en Buenaventura, donde a diario aparecen cuerpos humanos desmembrados flotando entre los manglares o esparcidos por las calles, no es algo desconocido para las mayorías. De repente todo el mundo se ha puesto a hablar de Buenaventura en Colombia. Con indignación se escriben notas periodísticas y se transmiten programas sobre la desesperanzadora situación que vive la ciudad en manos del flagelo paramilitar (hoy operando bajo los nombres de Urabeños, Rastrojos, Empresa). Se ha puesto el grito en el cielo por el horror de las “Casas de Pique”, verdaderas carnicerías para humanos, que todo el mundo conoce y ve, menos la policía, el ejército y las autoridades. Pero el trato que se da a la noticia, como siempre, es muy pobre, sensacionalista, descontextualizado. En nada difiere del tratamiento que periódicamente reciben otros escándalos humanitarios en Colombia. Un día los medios se indignan con los falsos positivos, al siguiente con los desplazados, después la vaina es con los feminicidios, patalean, acusan, se escandalizan y luego no pasa nada. Es como si a través de la cobertura noticiosa mediocre se exorcizara al horror y se calmara las conciencias, trivializando de paso el terror. Ahora el turno le toca a Buenaventura.
Estos arranques espasmódicos noticiosos, como que buscaran concentrar todo el terror que se vive en Colombia en un sólo punto, convertir al conflicto que consume al país en un hecho puntual, aislado, identificable en el mapa. Pero la realidad es que los descuartizamientos, que llevan el sello inconfundible del paramilitarismo -que pasa de agache para todos menos para quienes padecen de él-, ocurren en muchos puntos del país, donde coexisten los intereses económicos con la (para)militarización. Lo realmente doloroso es que, con todo lo excepcional que pueda parecer Buenaventura, no lo es tanto. Basta con mirar a Soacha o a los Altos de Cazuca, para no alejarse mucho de la capital. O ver las fotografías de las masacres de Medellín. El paramilitarismo se ha dedicado a crear uno, dos, cien Buenaventuras en todo el territorio colombiano. Y lo han hecho a punta de motosierra, machete y hacha, siempre con la mirada complaciente de la llamada “fuerza pública”.
Cualquiera pensaría que la tragedia de Buenaventura es algo reciente, pero en realidad es una cosa que viene de largo: hace casi 10 años que no hay presencia insurgente en los barrios de bajamar y el dominio total del paramilitarismo ha coincidido con la exacerbación de la crueldad. Paramilitarismo que según todos los informes oficiales no existe, pero que ahí está. Buenaventura desmiente esa mentirilla repetida hasta el cansancio de que el paramilitarismo es una respuesta al supuesto “horror” guerrillero y que, en ausencia de insurgencia, se desvanecería por falta de razón de ser. No es casual que un muchacho me confesara nerviosamente, cuando le pregunté durante un viaje en bus que en qué momento se había jodido Buenaventura, que “cuando sacaron a la guerrilla, ahí es que la vaina se puso calavera”.
El repertorio para infundir terror también es cuento viejo: esa profanación del cuerpo de la víctima es algo que viene desde épocas de la “Violencia” en los ‘40. Desde entonces que existe un nutrido léxico para las modalidades del horror: bocachiquiar, picar pa’ tamal, matar la semilla, corte de corbata, de franela, de mica, de florero, etc. Simbólicamente, se disloca a la comunidad mediante la dislocación del cuerpo victimizado. No se trata sólo de matar, sino de rematar, de dejar bien muerto, como si se temiera supersticiosamente la venganza del muerto, como lo señala Uribe Alarcón en la “Antropología de la Inhumanidad”. Según ella, se animaliza a la víctima para crear la distancia espiritual que permite el desgarramiento físico y se crea un espacio ritual ad hoc para el sacrificio. Pero aunque en la Casa de Pique se reproduce el modelo de la carnicería, se va aún más allá, pues al animal no se le tortura hasta que muera, ni intervienen hachas ni motosierras, ni se le ata a una mesa de madera vivo mientras se le troza por partes en medio de gritos de agonía.
Acá los paramilitares no desaparecen a la gente sino parcialmente. A veces no se encuentra el torso o la cabeza, pero siempre se encuentra algo, aunque solamente sean los dedos. Se transmite el horrendo mensaje mediante la evidencia física de la tortura a la vez que se impide el proceso ritual vindicador que describe Alfredo Molano: “Se prepara el cuerpo poniéndole una de las prendas con que fue asesinado; se le amarran los dedos gordos de los pies con un cordón de un par de zapatos negros recién comprados y se le mete en la boca un papelito con los nombres de los asesinos. A los pocos días los victimarios caen asesinados o se van muriendo de palidez[1]. Los medios que reproducen el hecho noticioso de manera sensacionalista, morbosa y descontextualizada, divulgan y amplifican el terror, transmitiendo así el miedo paralizante de manera totalmente funcional al paramilitarismo.
¿Qué buscan los descuartizamientos en Buenaventura? Exactamente lo mismo que buscaban los descuartizamientos en el primer ciclo de Violencia: que la gente huya, abandonándolo todo. Activistas del Proceso de Comunidades Negras (PCN) nos comentaban, durante una visita al puerto en el marco de la X delegación asturiana-irlandesa de derechos humanos, que el objetivo de todo esto era sacar la población local y abrir paso al gran proyecto de remodelación que acarician las autoridades locales y nacionales. Para abrir paso al aeropuerto y a los mega-puertos modernos que estén a la altura de las exigencias de los acuerdos de libre comercio y de la Alianza del Pacífico, se necesitará sacar a tanto negro pobre del territorio. Es más fácil desplazar que reubicar a la gente o alcanzar un acuerdo satisfactorio para ellos, más aún cuando el “progreso” no está pensado para beneficiarlos.
Esta violencia no es ni caótica ni gratuita, sino que responde a un modelo demasiado familiar de generalizar el terror para desplazar y hacerse con el territorio, en nombre del progreso. Es una violencia demasiado ritualizada: “ La técnica del terror exige que la gente se dé cuenta pero no cuente; vea la captura de la víctima en el barrio, la manera como la arrastran, y oiga los gritos de socorro, los alaridos de perdón y clemencia y, por último, aullidos de dolor. Después, silencio: terrible vacío. Los gritos se quedan a vivir en la cabeza de la gente. Todos temen ser el siguiente en una lista que nadie elabora. Los vecinos oyen, el barrio oye, la zona sabe, la ciudad se entera. Las autoridades no oyen, no ven, no saben ” [2]. Pese a todo, aún hay resistencia. Los vecinos de Puente Nayero, en La Playita, han decretado su barrio como un “Espacio de Vida y Humanitario”, en abierto desafío al paramilitarismo [3]. Desde Febrero que se vienen sucediendo masivas protestas populares contra el paramilitarismo, a las que se han sumado incluso los comerciantes a quienes muchos desprecian pues recuerdan que fueron ellos quienes financiaron la llegada de los paracos en el 2000, sólo que ahora “están mamados de pagar vacunas”. Autoridades locales, policía, militares, comerciales, todos amamantaron este monstruo descuartizador. El lápiz con el que el pueblo escribe su historia no tiene borrador. Así se van construyendo barreras de contención a la maquinaria de la muerte.
Ahora que el pueblo va perdiendo el miedo es que el gobierno reacciona militarizando el puerto. Militarización que, como es natural, no está pensada en beneficio de los empobrecidos de siempre, sino de acelerar su proyecto de Buenaventura industrial-portuaria. Buenaventura parece el lugar más desolador del planeta, y sin embargo, aún ahí, el pueblo colombiano da muestras de sus reservas morales para construir un mejor futuro, y creará uno, dos cien puntos de resistencia desde los cuales recuperar a Buenaventura de los mercaderes de la muerte. No pasarán, ni sus paracos, ni sus megapuertos, ni su modelo antisocial de desarrollo.
 
Imagen que circuló en las redes sociales en marzo, en que se aprecia una Casa de Pique por dentro.

jueves, 3 de abril de 2014

Oligarquía colombiana, corsario sin Dios ni Ley

Libardo Sánchez Gómez

Los vándalos en el poder en Colombia han medrado a la sombra de un modelo económico capitalista totalmente dependiente de la metrópoli imperial. La  estructura económica neocolonial les ha permitido urdir unas superestructuras culturales, políticas, religiosas, mediáticas  y  jurídicas moldeadas a sus necesidades de dominación y preservación de privilegios. Por ejemplo, el sistema jurídico colombiano es tan firme como una gota de mercurio, se amolda perfectamente  a las miserias particulares de jueces y fiscales, permitiéndoles interpretaciones de más de 360°;  la misma norma, dependiendo del juez,  permite condenar al acusado a la máxima pena  o absolverlo de toda culpa. El caso Petro es un claro ejemplo, mientras que un magistrado del Consejo de Estado, en su Ponencia,  encontró que el procurador había vulnerado los derechos del alcalde otro en la suya sostuvo que el procurador había obrado correctamente, y que, por tanto, hacía bien en darle muerte política.

El  imperio   a través de ayuda económica, inteligencia y tecnología militar de punta,  da “protección y abrigo” a los vándalos en el poder; además,  medio millón de hombres en armas   les otorga la tranquilidad suficiente para mantenerse en el poder, avasallando a las mayorías.

La destitución y sanción inquisitoria del alcalde Gustavo Petro es la más reciente tropelía de la clase dominante con significancias de amplia trascendencia ética, jurídica y política.   Se visibilizó en el mundo entero   la inescrupulosa arrogancia de la  oligarquía dominante y la manera  como, en cabeza de Juan Manuel Santos,  actúa  cual corsario  sin “Dios ni ley”.  Con este tipo de medidas se envían    mensajes a tirios y troyanos;   se ratifica que las instancias internacionales   importan  un pepino,  sólo acatan y acatarán las disposiciones que les sean favorables;  primero se burlaron de la Corte de la Haya en el litigio con Nicaragua  y ahora lo hacen con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos CIDH respecto de las medidas cautelares que intentaban oponerse a la monstruosa arbitrariedad cometida por el Procurador Ordoñez contra Petro.

El mensaje también va para las maquinarias electoreras de ultraderecha  asegurándoles que sus votos son valiosos  y que los  de la izquierda  son menos que un cero a la izquierda.  Y reafirma Juan Manuel que la izquierda está y estará lejos de cualquier posibilidad   de compartir poder y privilegios; frente al establecimiento  solo admiten mayordomos acomodados a la izquierda de los reyezuelos.

En  La Habana, la decisión de Santos cayó como baldado de agua fría en las espaldas de los insurgentes. Definitivamente, el Gobierno, le apunta a que los acuerdos no vayan más allá de la dejación de armas a cambio de  puestos  burocráticos,   algunas sillas en el congreso y algo de dinero, para que un puñado    de reinsertos junto con  los pazólogos y pazólogas   “monten”  oficinas de “análisis de la realidad colombiana”.  La destitución e inhabilidad de Petro hace que las conversaciones  en   La Habana entre insurgencia y gobierno sean, aún, más insípidas.   No obstante,  es una oportunidad para que las FARC endurezcan sus posiciones,  estableciendo “inamovibles” (entre otros, nacionalización de la tierra y la explotación de minerales, nacionalización de la banca y empresas de servicios públicos, no a la presencia militar de potencias extranjeras; educación,  salud y protección social gratuitas)  Solo     que las FARC aceptaron discutir “cambios” sin que los acuerdos  conlleven transformaciones de la estructura    económica capitalista y, por tanto, de las supra estructuras aparejadas al modelo neoliberal. “La  paz”   que los colombianos veremos luego de la firma de acuerdos  en La Habana  será la paz para   la  oligarquía criolla y   transnacionalizada, pues podrán invertir sin  acoso ni sobresaltos.

¿Pero cómo frenar las tropelías de los vándalos en el poder?   Los  colombianos excluidos, campesinos sin tierra, pequeños propietarios, colonos, mineros artesanales, obreros,  indígenas de base, pobrería afro descendiente,   estudiantes hijos de la pobrería y todo tipo de grupos minoritarios,  anclan sus esperanzas en los desarrollos de la recientemente realizada Cumbre Agraria Campesina, Étnica y Popular,  “espacio alternativo a la apuesta del Gobierno del Presidente Santos conocida como "Pacto Nacional Agrario" que busca posicionar su política de locomotoras, pequeños subsidios y “alianzas estratégicas” -entre terratenientes, agroindustriales y pequeños productores en muchos casos sin tierra (Agencia Prensa Rural. Cumbre departamental agraria, campesina, étnica y popular del Cauca. Mesa de Interlocución y Acuerdo - MIA / Viernes 28 de febrero de 2014)   La Cumbre Agraria es una extensión de las mesas de negociación entre los campesinos,  que alentaron el reciente y en remojo  Paro Agrario Nacional, y el violento régimen excluyente. En dicha Cumbre convergieron, entre otros,  la Organización Nacional Indígena de Colombia, ONIC, el Coordinador Nacional Agrario-CNA, la Mesa de Unidad Agraria-MUA, la Mesa Nacional Agropecuaria y Popular de Interlocución y Acuerdo - MIA, el Congreso de los Pueblos y el Movimiento Político y Social Marcha Patriótica.   El pasado 31 de marzo de 2014 se radicó en Bogotá, el Pliego Unitario de Exigencias de la Cumbre Agraria Campesina, Étnica y Popular, ante el Departamento de Protección Social – DPS. Allí, al contrario de lo que ocurre en La Habana,  los sectores populares plantean profundas transformaciones de tipo económico, social y político.  Los campesinos han puesto  en la cancha del régimen el balón de sus reivindicaciones y rectificaciones al desastre propiciado por los vándalos en el poder. ¿Cuál será la jugada maestra del afamado jugador de ajedrez? Lo cierto es que no tiene ases en la manga, y las decisiones de calado   no están en sus manos sino en las garras del águila imperial y de los militares.      Nada podrá hacer respecto del TLC firmado con el imperio, médula de la problemática que lo enfrenta con los sectores populares, pues los gringos no permiten cambios a éste y mucho menos rescindirlo. Las reformas a la tenencia de la tierra chocan contra los intereses de los grandes latifundios paramilitaristas y  la estructura neoliberal no permite la acción del estado en favor de los menos favorecidos. Así que todo lleva a pensar que en los próximos días el futuro de los colombianos se comenzará a moldear en las carreteras y parcelas de la geografía nacional de mano del sector agrario.   


La clase Obrera y las Guarimbas

Foto de perfil de Virginia King Martinez

Virginia Kingvirginiakingmartinez@gmail.com

El movimiento obrero bolivariano surge al fragor de las luchas por las reivindicaciones laborales dentro del proceso de construcción del Socialismo Bolivariano. Su filosofía está enmarcada en lo que hemos denominado “la nueva clase obrera venezolana”. En el entendido de que no habrá paz sin justicia social y bajo la concepción del líder eterno Hugo Chávez Frías de que “el trabajo es un proceso social, que dignifica al hombre no al capital”, la clase obrera bolivariana socialista y antiimperialista ha asumido responsablemente la carga histórica que impone los momentos actuales dentro del concierto internacional de naciones, más aun cuando nuestra revolución se ha convertido en el faro que alumbra el camino que han de transitar todos los países que pujan por su total y definitiva emancipación. Surge una nueva concepción donde las luchas por las reivindicaciones laborales sea importante. Pero más que eso surge el país como eje central de su accionar dando paso a un nuevo liderazgo obrero.
En concordancia con lo anteriormente expuesto y en el entendido de que la globalización se ha convertido en un fenómeno que alienta a la concertación entre los movimientos de trabajadores en el contexto internacional es que se enmarca la  Central Bolivariana Socialista de Trabajadores y Trabajadoras (CBST). Como la mayor expresión de agremiados en el área sindical venezolana, la CBST se motoriza a tomar la iniciativa en la formación y documentación de sus afiliados, con el fin de elevar el nivel de conciencia colectiva de los mismos.
La Patria de Bolívar y Chávez, de la mano de su presidente obrero Nicolás Maduro, atraviesa en estos momentos una nueva arremetida imperial bajo la novedosa figura del “GOLPE SUAVE”. Actores nacionales como internacionales se han convertido en protagonistas de este fenómeno, la violencia contra la vida, la integridad física y el patrimonio público y privado se han posesionado en estos eventos a través de las GUARIMBAS. La afectación de la población víctima de la “GUERRA PSICOLÓGICA", ha dejado un número significativo de ellas, convirtiéndose esto en un problema de salud pública que amerita urgente atención. La población que no propende ni a un sector político ni al otro, se ha visto igualmente tocada ante lo que a todas luces es un proceso con miras a derrocar el gobierno constitucionalmente electo de Nicolás Maduro. La avidez de tratar de deslegitimar la institucionalidad del estado y sus actores, se ha convertido en el pan de cada día, en esta batalla sin tregua, orquestada por la minoría de la minoría del sector opositor venezolano. No obstante y pese a ello, y como producto de la guerra mediática o de IV generación, ha sido presentado a nivel mundial la coyuntura política actual del país como un campo de batalla, como una guerra fratricida entre los grupos que se confrontan. Las iniciativa del gobierno nacional dentro de su plan de gobierno, como la Conferencia Nacional por la Paz, ha quedado invisivilizada ante los medios de comunicación tanto nacionales como internacionales, en franca connivencia con los poderes facticos a nivel mundial, esos que vieron en el comandante Chávez la piedra de tranca para seguir logrando sus objetivos de dominación contra nuestros pueblos. La supuesta ingobernabilidad y falta de credibilidad de las instituciones del estado, se ha presentado como un clima propicio para auspiciar y tratar de poner  en marcha, escenarios como el de Libia, Siria y ahora Ucrania, donde se “JUSTIFICABA”  la presencia de fuerzas extranjeras que invadieran esos países. Una vez más el pueblo, las fuerzas armadas nacionales, la clase obrera  y el gobierno revolucionario, darán al traste con esta nueva pretensión imperial.
Entender que las acciones violentas desatadas en contra del Gobierno legítimo de Venezuela es una forma de interferencia extranjera en nuestros asuntos internos, se ha convertido en punta de lanza para el nuevo sindicalismo venezolano. Rechazar  y condenar culturas exógenas sanguinarias y mercenarias como las experimentadas en las  llamadas GUARIMBAS (envenenamiento del agua, quema de instituciones educativas, de centros de salud, degollamiento con guayas , asesinato de personas, entre otras ), se torna cada vez más en una necesidad imperiosa para todos los grupos de lucha que defienden la REVOLUCIÓN BOLIVARIANA y CHAVISTA.

Solidaridad internacional con el pueblo de la patria Bolivariana y Chavista de Venezuela!!!!!!!!
La clase obrera venezolana conjuntamente con el gobierno nacional, repelerán esta y todas las intentonas por derrocar la revolución Bolivariana y Chavista.
Chávez Vive, la Lucha Sigue!!!

jueves, 27 de marzo de 2014

Firmemos un cese el fuego, Santos

 26/03/2014

Con relación al más reciente comunicado del Secretariado Nacional de las FARC-EP y los hechos que lo motivaron, se han expresado un sinnúmero de afirmaciones. Pese a que lo que conocemos de primera mano llega siempre por conducto de los grandes medios de comunicación, campeones universales de la falsificación y la argucia, no deja de causarnos impresión la noticia acerca de la nueva avalancha malintencionada contra nosotros.
Tratamos de explicar la situación que produjo la muerte del mayor y el patrullero de la Policía en la zona rural de Tumaco. Y advertimos de antemano cuán grande sería la reacción de ciertos sectores interesados en la ruptura del proceso de paz que adelantamos con el gobierno nacional. El general Palomino, al igual que el candidato presidencial de Uribe, entre otros, encabezaron otra vez la cruzada contra las FARC, invocando con aullidos feroces la guerra total.
Se nos llama cínicos porque expresamos nuestras condolencias a los familiares y compañeros de las víctimas, como si comprender el dolor ajeno y solidarizarse con él fuera una actitud miserable. Nos duele la vida de cada colombiano o extranjero que muere como consecuencia de esta guerra que nunca quisimos fuera desatada. Que primero los matemos y luego enviemos nuestro pésame, como sugieren nuestros detractores, no es exactamente un modo objetivo de mirar las cosas.
Todo el país y el mundo fueron testigos de cómo el Presidente Santos lloró de felicidad tras la muerte de nuestro comandante Alfonso Cano, y a nadie del Establecimiento o los medios se le ocurrió lanzar el más mínimo reproche por ello. Ni siquiera cuando un Obispo católico expresó su desconcierto por el hecho de que en lugar de haberlo detenido, se hubiera procedido a asesinarlo al encontrarlo solo en la noche, casi ciego e inerme a sus más de sesenta años de edad.
Ni en privado, dentro de los necesarios intercambios que dieron lugar a la iniciación de los diálogos de paz en La Habana, recibimos del señor Presidente la menor muestra de pesar, pese a que los primeros contactos de su gobierno tuvieron lugar precisamente con el Comandante que ordenó matar. Nunca hubiéramos considerado un gesto de cinismo el que lo hubiera hecho, tal vez  lo hubiéramos interpretado como la sincera gallardía de quien se apresta a hablar de paz y reconciliación. La actitud suele ser distinta según se esté a un lado u otro del desangre.
Tras la ruptura del proceso del Caguán, como consecuencia necesaria de la implementación del Plan Colombia definido por los Presidentes Bill Clinton y Andrés Pastrana, y puesto en práctica mucho antes del 20 de febrero de 2002, militares norteamericanos y colombianos desataron todas las formas posibles de violencia contra las FARC y la población de las zonas en donde se ejercía nuestra influencia. Hoy se habla del conflicto como si nada de eso hubiera sucedido.
Ni los horrores del paramilitarismo, desbocado y reconocido social y políticamente en el gobierno de Andrés Pastrana, y acrecentados al extremo del terror de Estado durante la primera administración de Álvaro Uribe, ni los millones de desplazados durante esa etapa, ni la represión generalizada, ni los crímenes y la persecución judicial, ni las millares de ejecuciones bautizadas como falsos positivos, ni la muerte de centenares de muchachas y muchachos de las guerrillas a manos de soldados profesionales que a cambio ganaban un pollo al almuerzo o una licencia, guarda según nuestros críticos la menor relación con el conflicto de hoy.
Así ningún análisis puede ser serio. Las fuerzas militares ejecutan un plan de guerra llamado Espada de Honor II, continuación del Espada de Honor I que fracasó tanto como el Plan Patriota o el Plan Victoria que los precedieron en la intención de aniquilar la insurgencia y la inconformidad. Desde los tiempos de Marquetalia y el Plan Laso, todos estos planes contrainsurgentes han combinado la ofensiva militar con una supuesta acción social marginal y precaria, que les sirve a un tiempo para restar influencia a las guerrillas y construir redes de información para la guerra.
El mayor y el patrullero, en ejercicio de sus tareas oficiales, vestían ropas civiles, lo cual incluso podría ser interpretado como más peligroso aún en una zona de guerra. Al detenerlos, los milicianos pensaron en conducirlos hasta donde un mando responsable que decidiera lo que había qué hacer con ellos, o lo comunicara en consulta a una instancia superior. Sólo procedieron contra ellos al sentirse rodeados por una agresiva operación de fuerzas enemigas.
Lo que pasó por sus mentes en esos momentos difíciles no es un misterio. El enemigo venía a arrebatarles por la fuerza los prisioneros. ¿Cómo actuarían militares, policías o guardianes en una hipotética situación semejante? ¿Por qué no es salvaje matar con una ráfaga de fusil, como a Alfonso Cano, y en cambio sí lo es si no se emplean armas de fuego, en un momento en que emplearlas pone en peligro la propia vida?
Sea cual sea la respuesta, si los milicianos tuviesen que responder por la comisión de un delito, tendrían que hacerlo ante la juridicidad guerrillera, de acuerdo con nuestros reglamentos. En ningún caso procedería su entrega a las autoridades enemigas. Así vemos las cosas nosotros, en concordancia con las propias normas del derecho de guerra. Muchos expertos nos darían la razón. El problema en realidad es de otra naturaleza, es político, responde a intereses de momento.
El fin de semana pasado murieron ocho policías en el helicóptero afectado por el minado activado por guerrilleros del 33 Frente de las FARC en Sardinata, Norte de Santander. El hecho ni siquiera mereció un titular de prensa, simplemente porque el Ministerio de Defensa sabe que no puede usar en contra nuestra una acción militar que desprestigia la Fuerza de Tarea Vulcano y pone en ascuas la arrogante presencia militar en el Catatumbo.
Así pasó también con los militares que fallecieron en el helicóptero derribado el 22 de febrero en La Uribe, Meta. No son muertos que puedan ser atribuidos gratuitamente a vileza de las FARC-EP, son en consecuencia muertos de menor categoría, de los que no cabe siquiera informar a la población colombiana o mundial. Después de todo, la propaganda oficial habla de un Ejército que gana la guerra, y esos hechos lo ponen en duda, es mejor ocultarlos.
Cuando por obra de un bombardeo aéreo a una unidad guerrillera sorprendida a altas horas de la noche en la oscuridad de la selva, se produce la muerte de una o dos decenas de combatientes, el ministro de defensa lanza llamas por sus fauces al comunicar exultante el resultado. Aunque se trate de colombianos, de gente pobre del pueblo. No hablemos de no permitir impunidades por hechos de guerra. Firmemos un cese el fuego, Santos, y hagamos la paz posible.
TIMOLEÓN JIMÉNEZ
JEFE DEL ESTADO MAYOR CENTRAL DE LAS FARC-EP
26 de marzo de 2014.

martes, 18 de marzo de 2014

DECLARACIÓN POLÍTICA CUMBRE AGRARIA: CAMPESINA, ETNICA Y POPULAR

“Sembrabdo dignidad, labrando esperanza y cosechando país”
 BOGOTÁ, MARZO 16 DE 2014.
 Por convocatoria de la Mesa de Interlocución Agraria - MIA, la Marcha Patriótica, el Coordinador Nacional Agrario - CNA, el Congreso de los Pueblos, el Proceso de Comunidades Negras - PCN, la Mesa de Unidad Agraria - MUA, la Coalición de Movimientos y Organizaciones Sociales de Colombia - COMOSOC, la Organización Nacional Indígena de Colombia - ONIC, el Movimiento por la Constituyente Popular - MCP, Federación Nacional Sindical Unitaria Agropecuaria, FENSUAGRO, Asociación nacional de Zonas de Reserva Campesina – ANZORC y Asociación Campesina Popular- se realizó en la ciudad de Bogotá, del 15 al 17 de marzo, la Cumbra Agraria: campesina, étnica y popular. La Cumbre reunió a 30 mil personas provenientes de todas las regiones del país.

La Cumbre es un proceso que ha venido construyéndose a partir de los paros agrarios e indígenas del 2013, movilizaciones que cobraron la vida de 19 compañeros, otros 600 resultaron heridos y decenas fueron detenidos y encarcelados. El gobierno nacional se sentó a concertar una serie de pliegos y acuerdos en mesas de interlocución y negociación. La Cumbre nace porque después de esta “rebelión de las ruanas, los ponchos y bastones” que suscitó el más amplio respaldo nacional e internacional, el presidente Santos convocó a un Pacto Agrario con las élites agroindustriales y gremiales del campo, excluyendo con esto al movimiento agrario de las definiciones y medidas a adoptar en materia de política agraria nacional.

La Cumbre realizó un balance del incumplimiento del gobierno nacional ante los compromisos adquiridos, los pliegos y acuerdos firmados; avanzó en el proceso de unidad del movimiento agrario en Colombia y desde éste; definió una ruta unificada de la movilización y mecanismos para una negociación articulada y unitaria. La Cumbre definió los caminos para enfrentar conjuntamente las nefastas políticas neoliberales aplicadas por los gobiernos de turno y a sembrar dignidad, labrar esperanza y cosechar un nuevo país desde las iniciativas de las organizaciones campesinas, indígenas y afrodescendientes.

La Cumbre considera que mediante un ejercicio de soberanía, debemos ser los pueblos y las comunidades quienes ordenemos el territorio, definamos sus usos y las distintas maneras de habitarlo. Este ordenamiento territorial popular debe armonizar la conservación del medio ambiente con el aprovechamiento que de él hagan, las comunidades agrarias para su pervivencia.

Nuestras propuestas territoriales exigen el respeto de las figuras colectivas de gobierno propio y la defensa de los territorios de las comunidades campesinas, indígenas y afrocolombianas.

La reforma agraria integral sigue siendo para nosotros la solución estructural para los problemas de acceso a la tierra, formalización de la propiedad y desarrollo rural, con inversión social y políticas públicas.

En este propósito es preciso detener el modelo extractivista que concentra la propiedad de la tierra, la entrega a empresas multinacionales, acaba con la economía campesina y destruye la vida.

La Cumbre propone un modelo económico que garantice la pervivencia de los pueblos a través del fortalecimiento de las economías campesinas, indígena, afrodescendientes y de los sectores populares. La autonomía territorial es un factor determinante en la construcción de una política económica y de producción de alimentos soberana. Para tal fin se debe derogar la normatividad que permite el monopolio transnacional sobre las semillas y el conocimiento ancestral.

El acceso a la riqueza minero-energética conlleva al respeto por los bienes de la madre tierra, su explotación debe ser una decisión consultada a las comunidades y desarrollada como ejercicio de soberanía nacional.

El plantearnos una alternativa a los cultivos de coca, amapola y marihuana, nos llama a rechazar el prohibicionismo que admite tratamientos represivos, las fumigaciones indiscriminadas, la erradicación forzada y el encarcelamiento de los cultivadores como solución. Entendemos el reconocimiento de su uso tradicional, ancestral y los usos alternativos. Proponemos programas de sustitución autónoma, gradual y concertada, el impulso a los cultivos alternativos con garantías de comercialización.

Para el pueblo colombiano es imperativo conocer la verdad, complementarla con mecanismos de justicia y reparación; la memoria histórica es un aporte importante para avanzar hacia la no repetición.

Las garantías políticas incluyen la no criminalización y judicialización de la protesta social, el desmonte del fuero penal militar. Se debe permitir la participación amplia, efectiva y con carácter decisorio en las instancias de planeación y definición de la políticas de producción agropecuaria y de desarrollo rural, teniendo en cuenta las propuestas  construidas por las comunidades de manera autónoma.

Los pueblos tenemos derecho a la vida digna y a que se nos garanticen las condiciones materiales necesarias. Se debe apropiar un presupuesto especial para garantizar la financiación de las iniciativas territoriales, con mecanismos autónomos de ejecución.

 El Estado debe reconocer que muchas de las problemáticas que viven las ciudades son una consecuencia de la aplicación de modelos económicos y de despojo en el sector rural.

El impulso a las economías agrarias y populares tiene un soporte importante en el apoyo que reciba de los grandes centros poblados, es necesario adelantar pactos entre las grandes capitales y los municipios que le aportan los alimentos de la canasta familiar.

La solución política al conflicto social y armado sigue siendo un anhelo de la sociedad en la búsqueda de la paz con justicia social, por esa razón es fundamental y urgente, que se inicie un proceso de diálogo con las insurgencias del ELN y el EPL. Respaldamos los diálogos de La Habana entre el gobierno y las FARC. Resaltamos el papel que debemos jugar las organizaciones y procesos como movimiento social con voz propia. Los diálogos regionales son una herramienta importante para avanzar en la construcción de la agenda social y política por la paz. La Cumbre Agraria asume el impulso a un gran movimiento social que trabaje por la paz como condiciones de vida y exija garantías para la participación de la sociedad.

La Cumbre Agraria logró, por primera vez en la historia de los movimientos sociales del país, construir un pliego unitario de las organizaciones campesinas, indígenas y afrocolombianas. El pliego unitario representa las exigencias políticas, económicas, sociales, ambientales, culturales y territoriales de comunidades históricamente marginadas y excluidas, es un llamado de atención al gobierno nacional sobre la urgencia de atender estructuralmente a un mundo rural que reclama ser sujeto de derechos. La Cumbre propone también una mesa única de negociación, un escenario que permita cualificar el nivel de interlocución, evitar la dilación y dispersión gubernamental y lograr acuerdos ejecutables en el corto y mediano plazo. La unidad alcanzada hoy es también la unidad de acción, contamos ahora con una ruta de movilización social que haga exigibles y alcanzables los derechos negados. La Cumbre y sus propuestas son una apuesta definitiva por el logro de la paz. Una paz, que para ser estable y duradera requiere de ser construida desde abajo,  con nosotros y nosotras, una paz socialmente incluyente, basada en la verdad, la justicia, la efectiva participación política y la vigencia plena de los derechos humanos en los campos de Colombia. 

La Cumbre es parte transitoria de un proceso constituyente caminado de la mano de la Minga indígena, los congresos de los pueblos, consejos territoriales del pueblo, los procesos constituyentes por la paz con justicia social, los mecanismos de participación directa y la autonomía que a diario ejercen las comunidades del campo y la ciudad que reclaman ser reconocidas. El acuerdo político y social que edifique la paz deberá ser la parte culminante de este proceso constituyente. La posibilidad de un proceso de asamblea nacional constituyente está en el horizonte de reflexión de la sociedad colombiana en su conjunto. Estamos construyendo una ruta propia desde el movimiento popular para llegar a este momento. El camino hacia la paz, requiere, mientras tanto, de un decidido y vigoroso movimiento social por la paz, al cual convocamos a todos los sectores políticos y sociales del país. La paz incluyente no se construye con “acuerdos de élites y corbatas” que desconocen a los de poncho, a los de ruana, a los de azadón y machete, a los sujetos políticos y sociales del campo y sus propuestas. 

Ante el reiterado incumplimiento del gobierno nacional frente a la palabra y los compromisos adquiridos para levantar el paro agrario del año pasado, la decisión de la Cumbre Agraria: Campesina, Étnica y Popular es la de volver al paro nacional agrario, cuya hora cero dependerá de la respuesta gubernamental. La Cumbre extiende un plazo al gobierno hasta la primera semana de mayo.  A partir de este momento la Cumbre bajará a los resguardos indígenas y a las veredas de los territorios afros y campesinos, a las barriadas y organizaciones sociales de las ciudades, a los sindicatos, a organizar los comités de paro y a convocar a todos los sectores sociales y populares en conflicto para acordar una dinámica coordinada en perspectiva de bloque popular. 

Las propuestas del gobierno no son soluciones. El Pacto Agrario es una repartija más de recursos públicos con fines clientelares y electoreros. El gobierno nacional tiene la oportunidad histórica de solucionar la crisis estructural del campo a partir de nuestras propuestas recogidas en el pliego unitario, creemos en el diálogo social como la ruta para alcanzar la justicia social y la anhelada paz estable y duradera para Colombia. Nuestras propuestas están sobre la mesa, le queda la responsabilidad histórica al gobierno de atenderlas.

Rusia-China y la necesidad de engendrar una “OTAN” paralela

Níkolas Stolpkin

8:56 (hace 37 minutos)
para bcc:

Por: Níkolas Stolpkin

Conforme el bloque Occidental retrocede económicamente frente al avance Oriental, el bloque Occidental no ha tenido más opción que ver aumentada su influencia político-militar en los alrededores de grandes potencias como Rusia y China para, de algún modo, frenar el avance del bloque Oriental. De esta manera, como si se tratara de un tablero de ajedrez, el bloque Occidental ha tomado progresivamente el control del centro del tablero para que sus contrincantes tengan menos posibilidades de maniobra.

La denominada “Primavera Árabe”, verdadero instrumento de ingeniería geopolítica llevado a cabo en Oriente Medio y el Magreb, puede ser la manifestación o respuesta más representativa y significativa del declive económico occidental, después de las invasiones militares a Afganistán e Irak, para buscar hacer frente a la creciente influencia oriental que ésta estaba desarrollando en áreas de disminuida influencia occidental; quedando al margen, curiosamente, aquellas áreas que comparten fuertes intereses con el bloque Occidental, relacionado con las fuentes de energía o, bien, llámese ExxonMobil o grandes compañías occidentales que han tenido una significativa presencia económica.

El objetivo principal para Occidente, queramos o no, es frenar el avance de China y para ello Occidente tendrá que debilitar a su principal aliado: Rusia (el asunto Siria y Ucrania han apuntado claramente en esa dirección).

No es ninguna casualidad que la zona de influencia de la OTAN en los últimos años (finales del siglo XX e inicios del siglo XXI) se haya extendido progresivamente a zonas muy colindantes a Rusia, saliendo de su cause original para la cual fue creada (1949).

China y Rusia, por tanto, están en la obligación de hacer frente a toda esta ingeniería geopolítica que las fuerzas de Occidente están llevando a cabo, liderados por EEUU en conjunto con la obediente UE para hacerse del control absoluto del principal alimento de toda gran potencia: las fuentes de Energía. De no hacer frente ya, sus correspondientes proyecciones económicas a futuro se podrían ver muy perjudicados. Es cosa de ver algunos ejemplos como el retroceso en el cual han dejado caer a Irak o Libia; y el freno económico desplegado sobre Siria o el intento sobre Irán.

La razón por la cual no retroceden o frenan directamente a China o Rusia no es más que por los fuertes intereses económicos existentes entre Rusia y Europa en cuanto a la energía; y el fuerte intercambio comercial existente entre China y EEUU-UE.

Y una señal contundente y lógica para buscar hacer frente a toda esa ingeniería geopolítica occidental sería la creación de un órgano o estructura de características similares a la OTAN para resguardar los intereses del bloque Oriental y frenar, al mismo tiempo, los avances político-militar que está teniendo hoy EEUU y la UE sobre sus áreas de competencia.

China y Rusia están llamados a proceder en dicha senda si lo que desean es ampliarse tanto económicamente o seguir satisfaciendo su creciente apetito por la energía. Lo mismo para el caso con los países con gran movilidad económica (países “emergentes”) que se puedan ver frenados u obstaculizados por el bloque Occidental (ya sea agresiones militares o bloqueos económicos).

La actuación en bloque podría tener un mayor impacto a lo que podría ser la actuación aislada de una sola potencia. China y Rusia necesitan dar más seguridad a sus proyecciones y para eso deberán golpear la mesa con más ímpetu en conjunto con sus aliados. Mal que mal estamos hablando de bloques capitalistas que por su naturaleza ambicionan posiciones de privilegio dentro del escenario económico. Por tanto, no estaría muy lejos de la realidad tener respuestas en bloque a todo lo que afecte a sus intereses como bloque.

La aparición de la denominada “primavera árabe” en el Oriente Medio y el Magreb, no es por otra cosa que por estar muy debilitadas sus propias estructuras regionales y sus niveles de integración. La Liga Árabe, por ejemplo, hoy se ha transformado es una marioneta al servicio de los intereses de los EEUU y la UE, muy lejos de lo que antes representaba y para la cual fue creada. Por lo tanto, es más fácil intervenir para Occidente en áreas donde carecen de cohesión y de estructuras fuertes y con carácter.

El bloque Oriental debería actuar más en bloque de la misma forma con la cual está acostumbrado su contraparte; debería, además, apropiarse indirectamente de los dos grandes caballos de batalla que tiene Occidente para legitimar su actuar: la utilización del concepto “comunidad internacional” (hoy EEUU y UE) y aumentar la penetración de medios de información Orientales en Occidente.

Oriente está en el deber de empujar a Occidente a aceptar su declive económico frente al propio ascenso aún en progreso.

¿Hasta qué punto el bloque Oriental deberá aceptar los avances político-militar del bloque Occidental inmiscuyéndose en su propia órbita? ¿Cuál sería la reacción natural de EEUU si el bloque Oriental el día de mañana instalara bases de “defensa” en territorio latinoamericano cercanos a la frontera con EEUU? ¿Sería lógico que China y Rusia sigan aceptando la injerencia del bloque Occidental dentro de su propio terreno de juego en el tablero? ¿A las amenazas hay que responder con “retirada”? ¿Hasta cuándo habremos de ver a una Rusia muy diplomática y escuchar a una China un tanto muda? ¿Acaso Rusia y China no están conscientes del avance occidental en sus propias narices y el obstáculo que representa para sus propios intereses a largo plazo?