martes, 12 de julio de 2016

Las FARC, rebelión de las bases


Libardo Sánchez Gómez

Lo que mal comienza mal termina,  aceptar hablar de paz sin tocar a fondo el modelo económico, que es en sí mismo   la  causa de la problemática que  obligó al pueblo campesino a empuñar las armas,  tarde o temprano llevaría inevitablemente al descontento  y  rebelión de las bases insurgentes. Cuando se conocieron los temas de las “negociaciones de Paz”  entre FARC y Gobierno”, que implicaban la dejación de armas y reincorporación de la guerrilla a la vida civil, varios analistas, entre ellos el reconocido sociólogo James Petras,  advirtieron, que tal como estaba  planteada la agenda no conduciría sino a la desintegración sin pena ni gloria, como está ocurriendo, de las FARC. Decía Petras,  “Los acuerdos de paz que desarman a los insurgentes y mantienen a las fuerzas armadas, que son el sostén de la élite económica y de su control sobre los sectores estratégicos de la economía, dan como resultado una continuidad de las políticas neoliberales y de las bases militares de EE.UU. y producen la integración de los ex líderes guerrilleros en un sistema político corrupto y reaccionario”. Desde entonces a quienes advertíamos la inconveniencia de la orientación  dada por la insurgencia a las  conversaciones de “paz” se nos tildó de “ultra izquierdistas” y “enemigos de la paz”.  Con razón muchos críticos  dicen que, a su interior,  la izquierda es profundamente antidemocrática. Las discusiones deben darse intra, inter y extra. Así como al interior se discute con los compañeros y en el exterior con el enemigo, también, es   preciso dialogar con los afines, pero no solamente con los que están en todo de acuerdo sino con aquellos que disienten. Las FARC tan sólo han venido escuchando a quienes les aplauden cualquier paso que dan sin importar si es en falso o no, no advierten que esos, aparentes, amigos no son más que falsos áulicos a quienes la existencia y esencia de la guerrilla afecta su tibio acomodamiento en el seno del Régimen. 

En el 2013 James Petras se preguntaba, “¿Es posible que los "acuerdos de paz" generen justicia, paz y seguridad para el pueblo? Se esperaba que las FARC fuesen totalmente incluyentes y que lo acordado fuera consultado con la sociedad civil. Petras creía que “no firmarían  un  acuerdo de paz sin ningún diálogo democrático previo con los militantes, sin ninguna  consultación con los movimientos sociales de base” (Salvadorización de los acuerdos en La Habana:http://libsangelviajeroysusombra.blogspot.com.co/search?q=salvadorizaci%C3%B3n+de+los+acuerdos+en+la+Habana. Agosto 2013) Y en realidad en la medida de lo posible, dadas las restricciones de movimiento, trataron de hacerlo. Realizaron foros en universidades e invitaron a las víctimas de la guerra a un encuentro cara a cara.  Eso sí cuando intentaron hablar directamente con el pueblo el Régimen no lo permitió, y en adelante tratará de impedirlo a sangre y fuego. De la participación de la sociedad salieron insumos muy importantes, como la de contar la historia, desde diferentes miradas,  del largo conflicto colombiano, y la propuesta de contar “la verdad” por parte de los actores directos e indirectos, la que los principales instigadores y vividores de la guerra temen.  No obstante, la realidad es que la sociedad en su conjunto estuvo ausente, ¿para qué avanzar por un camino que no lleva a ninguna parte?   De antemano se sabía que se hablaría y se acordaría de todo menos de lo que el pueblo quiere y necesita, la superación del inmoral modelo económico y con éste de la pobreza y la inequidad, así que, al final de la jornada, como era de esperar, todo siguió y seguirá, aún, peor. Dice el analista Willian Ospina, “es inverosímil una paz sin justicia social, que es peligrosa una paz edificada sobre la discordia de los dirigentes, y que es incongruente una paz en la que el pueblo sea un invitado de piedra”.

Hace tres años se advertía que si las FARC  no exigían transformaciones sociales y políticas de fondo  iría a ocurrir lo que aconteció en El Salvador, al respecto James Petras anotaba que,  “…si se abandonan     las demandas de desmantelar las fuerzas armadas, de expropiar las principales empresas mineras, comerciales, banqueras y financieras”, la “paz” podría ser un desastre.   


Es comprensible el cansancio de la cúpula insurgente, la mayoría y a no está para “esos trotes”,  pero llevar al precipicio  a miles de sus compañeros de base  es, por decir lo menos, injusto. Como está acordada la “paz” no habrá oportunidades para todos. En el 2013,  Refiriéndose a los reinsertados en El Salvador,  James Petras, también, señalaba   que “muchos fueron elegidos en puestos públicos, lo que les garantizó un estándar de vida de clase media. Como congresistas, asesores políticos, asistentes y alcaldes, la élite del FMLN recibió salarios sustanciales, adquirieron viviendas en barrios de clase media y nuevos automóviles y contrataron guardias privados para su protección”. Algo parecido ha ocurrido en Colombia con los que en el pasado reciente han abandonado las armas. Probablemente sucederá lo mismo con la cúpula de las FARC. En El Salvador la bonanza tan sólo alcanzo para sesenta guerrilleros.  Entonces,   a los guerreros rasos les tocará roer huesos muy duros. Uno de ellos será la exclusión y el otro el exterminio.  El mismo Willian Ospina dice que, “…Concentrarlos en unas veredas sólo parece demostrar que se les teme mucho y que no se confía en ellos: muy mal comienzo para una paz generosa. Saber que el país tiene muchas bandas criminales al acecho, y decidir sin embargo que los guerrilleros sólo pueden salir de sus campos transitorios de concentración vestidos de civil y sin armas, parece brindarles pocas garantías de supervivencia, y causa extrañeza que los guerrilleros rasos lo acepten” (La paz son los cambios. El Espectador. 25 Junio 2016) Pero parece que no todos los guerrilleros  se   lanzaran por el Taigeto. El Frente  Armando Ríos hizo saber que no se desarmaría, “El Frente Primero de las Farc ‘Armando Ríos no se desmovilizará, por considerar que la política del Estado colombiano y sus aliados sólo buscan el desarme y la desmovilización de las guerrillas (…) Pretenden continuar gobernando con el mismo modelo económico”.  En otro aparte agregan, “…hemos decidido no desmovilizarnos, continuaremos la lucha por la toma del poder por el pueblo y para el pueblo; independientemente de la decisión que tomen el resto de integrantes de la organización guerrillera. Respetamos la decisión de quienes desistan de la lucha armada, dejen las armas y se reincorporen a la vida civil, no los consideramos nuestros enemigos”. Respecto de la concentración de los guerrilleros dicen, “Las zonas de concentración son para guerrillas derrotadas, el Frente Primero ‘Armando Ríos’ de las FARC jamás ha considerado una derrota militar. Cualquier colombiano del común entenderá que la zona de concentración que nos están ofreciendo son cárceles asilo abierto y de seguro nadie querría entrar en estas trampas”. Corren rumores de que  los frentes 5, 7, 58, 57 y 34 tampoco se desmovilizarán.   Se  dice que es probable que el frente 57    localizado en la frontera con Panamá donde hay fuerte  presencia del ELN se integre a esta guerrilla.  La  columna Daniel Arana ubicada en Tumaco, Nariño, también está en riesgo de deserción. Los frentes más fuertes tales como el  32, asentado en Putumayo y Caquetá, el 3, con sede en ese mismo departamento, y el 10, que combate en Arauca, también, se quedarían por fuera de los acuerdos.    Si  continúa la oleada de deserciones un tsunami podría romperle las patas a  la Mesa de diálogos en La Habana. De todas maneras sea   de pocos o muchos,  la rebelión de las bases genera enorme incertidumbre y plantea  serios interrogantes, ¿se suspenderán los diálogos? ¿Habrá replanteamiento de los términos de las negociaciones, para tramitar una verdadera paz con justicia social con trasformaciones sociales y políticas profundas? Asunto algo menos que improbable, pues por un lado el águila imperial estará vigilante para impedirlo, y por otro lado el afán de acelerar la firma final tal como está es tanto del lado del Gobierno como de la cúpula guerrillera.   Santos quiere zafarse de encima la ladilla de Uribe y su Centro antidemocrático y la cúpula guerrillera desea concentrar sus tropas antes que abandonen el barco. 

lunes, 4 de julio de 2016

Las FARC, de la paz con justicia social al pacifismo inane


Libardo Sánchez Gómez*

Tras el anuncio en La Habana del “fin del conflicto” aquellos colombianos   que confiaron en las FARC  en campos y ciudades, como dice el adagio popular, quedaron “con los crespos hechos”.    No estaba presupuestado en los cálculos de nadie ni siquiera de la misma derecha el “chorro de babas” con que las FARC sellaron los acuerdos con el Gobierno. La gente se pregunta, ¿cincuenta años de guerra para terminar aceptando como cosa natural  las causas que la impusieron?  Las FARC  no lograron obtener prácticamente nada a cambio de su claudicación; entregarán  las armas y se concentrarán en determinados campamentos o, mejor, corralejas, antes del acuerdo final, como inocentes corderos.    ¿Y si el pueblo vota en contra de los acuerdos?  Pues   no les quedará otra que someterse a la justicia ordinaria,   ¿pagarán la traición en las  mazmorras del Régimen?  La historia muestra que la oligarquía es torticera y traicionera.   Desde mucho tiempo atrás fueron advertidos por el propio legendario Marulanda,   Miguel Suarez en su artículo ¿Si estuviese Manuel Marulanda vivo...? 2016-06-24) destaca que el 6 de septiembre del año 1998 el periódico Clarín de Argentina, publicó las siguientes declaraciones de Marulanda al periodista Pablo Biffi: “De acuerdo con la experiencia que hemos acumulado a lo largo de 40 años de lucha, para resolver los problemas sociales de este país se requiere de la presencia de las FARC. Nosotros haremos un acuerdo en algún momento, pero nuestras armas tienen que ser la garantía de que aquí se va a cumplir lo acordado. En el momento en que desaparezcan las armas, el acuerdo se puede derrumbar. Ese es un tema estratégico que no vamos a discutir”.

Pero cómo fue que la oligarquía pudo urdir tan fácil la manta del sometimiento de la avezada guerrilla.   Los  hilos de la trama los obtuvo entre ciertos personajes  y  grupos de poder interesados en la desaparición de la guerrilla tanto en el interior como en el exterior. Al interior tentó a la  izquierda llamada progresista; izquierda proletarizada, pero con expectativas de anclar en la clase media,  caracterizada  por tener escaza o nula conciencia social por lo que es fácil de comprar con la consabida mermelada. A Juan Manuel Santos sólo le costó un ministerio   asegurar  su reelección.   A ciertos izquierdistas aspirantes a convertirse en ricos entre ellos académicos, parlamentarios, periodistas y sindicalistas, les resulta incómodo que se les tache cuando no de auxiliares de la guerrilla de ser guerrilleros, así que para estos la desaparición de los alzados en armas es requisito sine qua non, para medrar a la izquierda de la derecha.  Así mismo, para los vecinos, asediados por el imperio, era imperioso quitarse el lastre de las denuncias de la presencia de campamentos guerrilleros en su territorio. El comandante Hugo Chávez fue el más acucioso en llamar a la guerrilla a sentarse a negociar la paz con el Régimen colombiano; desde luego que no esperaba que fuese a cualquier precio; si estuviese vivo, moriría de estupor al ver el truncado final de lo que debió ser una oportunidad para hacer avanzar la sociedad colombiana y, de paso,  la latinoamericana.  Y, claro, no es de extrañar que la oligarquía  hubiese llamado como garantes al gobierno de Noruega, tradicionalmente hábil  en lograr el sometimiento de  rebeldes en varias partes del mundo. Además, a Noruega se le está acabando el petróleo luego qué más oportuno que lograr, sin tiros y cuanto antes, la desaparición de una guerrilla tan poderosa como las FARC, sin estas podrá trasladar libremente su industria petrolera a Colombia. Una sede para las conversaciones como Cuba no hay dos, por un lado existe la confianza que da la aureola de una revolución exitosa, sin olvidar que fue  a través de las armas;   por otro lado, a Cuba le convenía hacerle el favor al imperio (el más interesado en desarmar la guerrilla y quien realmente decide qué   se firma)  de servir como anfitrión de los diálogos. Desde antes de iniciarse los diálogos entre FARC y Gobierno, Cuba venía manteniendo conversaciones con EEUU para normalizar sus relaciones diplomáticas, con miras al levantamiento del fatídico embargo, con el que el imperio le viene asfixiando desde el triunfo de la revolución. Además, el propio Fidel, desde hacía mucho tiempo atrás, venía diciendo que la lucha armada era cosa de otros tiempos, entre otras cosas, porque se acusaba a Cuba de ser un exportador de revoluciones,  y eso arreciaba el embargo por parte  del amenazante vecino del Norte. Tampoco  hay que dejar de lado que Cuba viene abriéndose camino a codazos hacia una economía marginalista (capitalista)  Y, de Chile ni hablar, en primer lugar el ex presidente Piñeres,  con quien se inició el proceso,  siempre ha sido un “cachorro del imperio”, y, ahora, la presidenta Bachelette está más al lado de la derecha que del socialismo que dice representar.  Entonces, como puede apreciarse los negociadores de las FARC, bien intencionados, pero inexpertos y muy ingenuos, cayeron en brazos de los intereses mezquinos de muchos actores necesitados de la dejación de su justa causa armada.

 Dicen analistas reconocidos que las FARC-EP cuentan con unas dos millones de personas que les apoyan directamente tanto en campos y ciudades y otro tanto de ciudadanos simpatizantes, entre los que cabe señalar: intelectuales de la izquierda revolucionaria, estudiantes, sindicalistas y grupos minoritarios. Unos y otros miran con estupor  como terminaron las cinco las décadas de muertos y sufrimiento padecidos con estoicismo, apoyando la que se creía la única   manera de  contener la violencia oligárquica.   El  “juramos vencer” y “vencer o morir” no son  más que el eco  de una guerra perdida pero no olvidada.  Y lo peor, aún, Las FARC se olvidaron de la, inicialmente, pregonada  “paz con justicia social”, que implica transformaciones sociales, para aceptar   cómodamente la “paz de los pacifistas”, la cual no busca acabar la violencia de la burguesía sino tan solo el desarme del proletariado, negando la legítima resistencia de los oprimidos, que se defienden con todas las armas a su alcance.

Termine como termine el acuerdo final entre FARC y Gobierno lo único cierto es que las circunstancias, que obligaron a 48 campesinos marquetalianos a tomar las armas, siguen peor que hace cincuenta y dos años.  El  despojo de tierras, motivo principal del alzamiento en armas, fue institucionalizado y legalizado mediante la Ley Zidres (Zonas de Interés de Desarrollo Rural y Económico) por cierto, aprobada durante las discusiones de paz, sin que las FARC se dieran por enteradas. La sola presentación por parte del Gobierno de dicha Ley ante el Congreso debería haber obligado a las FARC a trazar una impasable “línea roja”. La Ley Zidres da la estocada final a cualquier posibilidad de realizar una reforma agraria, para lograr la democratización  de la tenencia de tierras, pues a decir del senador Jorge Robledo lo que se pretende con esta Ley   es concentrar aún más la tierra en Colombia “a favor de magnates nacionales y extranjeros en uno de los países con mayor concentración de la tierra en el mundo” (debates en el Congreso) Para el mismo Senador Robledo, esta ley  busca modificar el régimen de baldíos, “usando la estrategia del ocultamiento”. En el mismo sentido se pronunció Oxfam Internacional (confederación internacional formada por 17 organizaciones no gubernamentales nacionales de carácter  humanitario) advirtiendo  que la Ley "legalizaría la acumulación irregular de predios por parte de empresas nacionales y extranjeras, causando efectos negativos en términos de concentración y expropiación de tierra".  

¿Qué seguirá en  el inmediato futuro, se estrellarán las FARC contra la violencia estructural   corporativa, institucionalizada por  el imperio bajo el concepto del “enemigo interno”? ¿Habrá otro genocidio de los desmovilizados rasos, como el ocurrido contra la UP? ¿Las bases  desmovilizadas  tendrán que retomar las armas al lado del ELN, si es que no sale con otro chorro de babas?


  • Docente universitario.

jueves, 30 de junio de 2016

LA “PAZ” EN COLOMBIA

D. Nelma Forero Sánchez*

Lo que está sucediendo en Colombia mantiene la expectativa de la mayoría de los pobladores del Mundo, se acaba la guerrilla más antigua, no porque los hayan derrotado militarmente, se acaba porque se sometieron en una mesa de conversaciones, a este sometimiento se le llama paz.

En Colombia la mayoría de la población está de acuerdo con la “paz” que se firma, claro son 52 años de martirologio del pueblo; es cierto que los compañeros de las FARC-EP cometieron muchos errores y con ello victimizaron a mucha población por la que se luchaba;  sin embargo, la clase dominante colombiana, la más despiadada del continente, con su ejército legal y con su ejército en la sombra (paramilitares) le causaron más daño al pueblo. Malcom X dijo: "Si no estáis prevenidos ante los medios de comunicación, os harán amar al opresor y odiar al oprimido", efectivamente la clase dominante, con sus medios hegemónicos, convencieron al pueblo de amar a su opresor  y odiar al pueblo en armas.

Por otra parte, la “izquierda” colombiana se sintió víctima de los alzados en armas; la clase dominante utilizó el conflicto, para estigmatizar a los líderes de izquierda, judicializando algunos, inhabilitando a otros y asesinando a muchos, caso del exterminio contra la UP en los año 80 y 90 del siglo pasado, y hoy se sigue asesinando  los líderes sociales de la Marcha Patriótica.  Por esta razón la “izquierda” acomodada y electorera se la jugó con el proceso de paz, tanto que hicieron alianza con el Neoliberal Santos para apoyarlo en su reelección.

 Se  puede observar que de la altivez con la que llegaron los guerrilleros a  la Mesa de   diálogos  al final no quedó nada.    Los guerreros de las FARC-EP terminaron convencidos que su lucha fue en vano, y de todo lo que anhelaban para mejorar la vida de los oprimidos no obtuvieron ni el 1%.  Juanita Vélez,  et al (analistas  afectos al  Régimen)  en su artículo “Las Farc ha cedido más que el Gobierno en La Habana” ( portal Web La silla vacía. 27 de Junio de 2016)  hacen un análisis donde señalan que de cada una de las aspiraciones que traían las FARC-EP  no alcanzaron ninguna.  Por  otro lado, las FARC, también, admiten que fue Uribe quien, con su Seguridad Democrática, los llevó a la mesa de la Habana; el mismo comandante Timo le envío misivas invitándole para que se sentara a dialogar.  Por último, las FARC terminaron creyéndose victimarios,   el Comandante Timo derramaba lágrimas ante las cámaras por sus  víctimas.

Los negociadores de las FARC-EP en La Habana, durante estos tres años de conversaciones, pareciera que no se enteraban   de lo que venía sucediendo  en Colombia.   Se  produjo un     paro campesino, que hizo temblar a Santos;  durante el 2015 se asesinaron alrededor de 106 líderes sociales,  algo así como   un líder social asesinado cada seis días; en las  mazmorras colombianas permanecen  9.000 presos políticos sin atención médica, lo que llevó a estos a que  hicieran huelga de hambre; vienen muriendo 35.000 niños de hambre; hay más muertos por falta de atención médica que los muertos durante los 52 años de lucha armada; la educación en Colombia sigue en los últimos lugares de calidad; los jóvenes y adultos jóvenes no van a lograr una pensión por el modelo de negocio de los Fondos de Pensiones; Colombia es el tercer país más desigual del mundo. A  pesar de lo expuesto y del continuado  sufrimiento del pueblo las FARC-EP continuaron hablando de “paz”, como volador sin palo hasta firmar su claudicación sin contraprestación alguna.    Juan Manuel Arango en su artículo  “Colombia. Acuerdo de paz, o ¿Claudicación de una de las formas de lucha?”  se pregunta "Entonces lo que se firmó hoy en la Habana Rep Socialista de Cuba entre el Estado colombiano-FARC-Ep, de verdad equivale al fin de la “violencia”? el principio de la tan anhelada paz? ¿la claudicación de una de las formas de lucha?  Como si con ese acuerdo prescribieran de una vez y para siempre todas aquellas causas que originaron la lucha armada en nuestro país; significando entonces, que razón tenían los enemigos de la paz, o sea los explotadores del hombre contra el hombre, cuando argumentaban que la violencia existía, por la existencia misma de los movimientos insurgentes y no por la desigualdad y la injusticia social.

 Las  FARC, en un momento dado, fueron consideradas  una  fuerza militar  capaz de tomarse el poder,    tanto que fue necesaria la intervención de los gringos a través del Plan Colombia,  habiendo salido airosas.  Lo que demuestra que fueron exitosos en el campo de batalla, pero incapaces en la Mesa de conversaciones,  pues no logran un mínimo de cambios en las estructuras económico-sociales. Ahora,  ¿de verdad   van poder lograr las transformaciones que necesita el pueblo  en el parlamento,  allí  donde la clase dominante es más hábil?  Es sabido que el parlamento es el sitio menos adecuado para lograr transformaciones sociales.  

Finalmente, como conclusión de esta nota, quiero recoger las palabras de Rubén Ramos en su artículo, Colombia ¿Cuál cese al fuego, cuál paz?    25 de junio de 2016,  “Este no es “el último día de la guerra”, sino el inicio de una más larga y terrible. No es el inicio de la Paz en Colombia sino el comienzo de “Paz Colombia” como continuidad del que se llamó por 15 años “Plan Colombia””.



*Docente Universitaria. Líder Social.

Por qué los británicos dijeron no a Europa


johnpilger.com

Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos.

El voto mayoritario de los británicos a favor de abandonar la Unión Europea fue un acto de democracia en estado puro. Millones de personas ordinarias se negaron a ser acosadas, intimidadas y despachadas despectivamente por personas supuestamente superiores de los principales partidos, por el mundo de los negocios y la oligarquía de la banca, y por los medios de comunicación.En gran parte fue el voto de aquellas personas enfadadas y desmoralizadas por la enorme arrogancia de los apologistas de la campaña a favor de “permanecer” y del desmembramiento de una vida socialmente justa en Gran Bretaña. Los privatizadores apoyados por los conservadores y por los laboristas ha minado tanto el último bastión de las reformas históricas de 1945, el Sistema Nacional de Sanidad, que lucha por sobrevivir.
La advertencia se produjo cuando en ministro de Hacienda, George Osborne, personificación tanto del antiguo régimen británico como de la mafia de los bancos en Europa, amenazó con recortar 30.000 millones de libras de los servicios públicos si la gente votaba de manera equivocada. Era de un chantaje monumental.
Durante la campaña la inmigración fue explotada con un consumado cinismo no solo por parte de políticos populistas de la derecha lunática, sino también por parte de políticos laboristas que recurrían a su propia venerable tradición de promover y alimentar el racismo, un síntoma de corrupción no en la base sino en lo más alto. La razón de que millones de personas refugiadas hayan huido de Oriente Próximo (primero Iraq, ahora Siria) es las invasiones y el caos imperialista provocado por Gran Bretaña, Estados Unidos, Francia, la Unión Europea y la OTAN. Antes de ello se había producido la salvaje destrucción de Yugoslavia. Antes, el robo de Palestina y la imposición de Israel.
Es posible que los salacot desaparecieran hace tiempo, pero la sangre no se ha secado nunca. Un desprecio decimonónico por países y pueblos en función de su grado de utilidad colonial sigue siendo el eje de la moderna “globalización”, con su perverso socialismo para los ricos y capitalismo para los pobres: su libertad para el capital y la denegación de la libertad para el trabajo; sus pérfidos políticos y sus funcionarios politizados.
Todo esto ha llegado ahora a Europa y ha enriquecido a personas como Tony Blair y ha empobrecido y desempoderado a millones de personas. El 23 de junio los británicos dijeron ya basta.
El propagandista más eficaz del “ideal europeo” no ha sido la extrema derecha, sino una clase insoportablemente patricia para la que Reino Unido es el Londres metropolitano. Sus miembros más destacados se consideran a sí mismos tribunos liberales, ilustrados y cultivados del zeitgeist del siglo XXI, e incluso “majos”. En realidad son una burguesía con un insaciable gusto consumista y un viejo instinto de su propia superioridad. En su periódico, The Guardian, se han mofado día tras día de aquellas personas que pudieran siquiera considerar que la Unión Europea es profundamente antidemocrática, una fuente de injusticia social y de un virulento extremismo llamado “neoliberalismo”.
El objetivo de dicho extremismo es instalar una teocracia capitalista permanente que garantice una sociedad en la que haya una mayoría dividida y endeudada, gobernada por una clase empresarial, y una clase permanente de trabajadores pobres. Hoy en Gran Bretaña el 63 % de los niños pobres crecen en familias en las que trabaja un miembro. Se encuentran atrapados. Según un estudio, más de 600.000 personas que residen en la segunda ciudad de Gran Bretaña “sufren los efectos de la pobreza extrema” y 1.6 millones se deslizan hacia la miseria.
Los medios controlados por la burguesía, en particular la dominada por Oxbridge BBC, apenas reconocen esta catástrofe social. Durante la campaña del referéndum no se permitió que casi ningún análisis perspicaz se inmiscuyera en la estereotipada histeria sobre “salir de Europa”, como si Gran Bretaña estuviera a punto de ser arrastrada por corrientes hostiles a algún punto al norte de Islandia.
La mañana después del referéndum un periodista de radio BBC recibió a los políticos en su estudio como si fueran viejos amigotes. “Bien”, dijo a “Lord” Peter Mandelson, el desacreditado arquitecto del blairismo, “¿por qué esta gente lo desea tanto?”. “Esta gente” era la mayoría de los británicos.
El rico criminal de guerra Tony Blair sigue siendo un héroe para la clase “europea” de los Mandelson, aunque pocos lo reconocerían estos días. En un momento dado The Guardian calificó a Blair de “místico” y ha apoyado su “proyecto” de guerra depredadora. El día después de la votación el columnista Martin Kettle ofreció una solución brechtiana para la mala utilización que las masas hacen de la democracia. “Seguramente ahora podemos estar de acuerdo en que los referéndumes son malos para Gran Bretaña”, afirmaba el titular que encabezaba su artículo de una página. Ese “nosotros” no se explicitaba pero se entendía, lo mismo que se entendía el “esa gente”. “El referéndum ha conferido menos legitimidad a la política, no más”, afirmaba Kettle. “[...] el veredicto sobre los referéndumes debería ser firme. Nunca más”.
El tipo de crueldad al que aspira Kettle se encuentra en Grecia, un país que ahora está destrozado. Allí hicieron un referéndum y se ignoró el resultado. Como el Partido Laborista de Gran Bretaña, los dirigentes del gobierno Syriza en Atenas son producto de una clase media acomodada, extremadamente privilegiada y educada, preparada para la falsedad y la traición política del postmodernismo. El pueblo griego utilizó valientemente el referéndum para exigir a su gobierno que buscara “mejores condiciones” para el corrupto status quo en Bruselas que estaba destrozando la vida en el país. El pueblo griego fue traicionado, como los habrían sido los británicos.
El viernes la BBC preguntó al líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, si rendiría homenaje a Cameron, su compañero en la campaña de “permanecer”. Corbyn elogió de manera empalagosa la “dignidad” de Cameron y se refirió a su respaldo al matrimonio gay y al hecho de que pidiera disculpas a las familias irlandesas por el Bloody Sunday. No dijo nada del espíritu de división de Cameron, de sus brutales políticas de austeridad, de sus mentiras acerca de “proteger” el Servicio Sanitario. Tampoco recordó la política belicosa del gobierno Cameron: el despliegue de fuerzas especiales británicas en Libia y el suministro de bombarderos a Arabia Saudí, y por encima de todo, sus alusiones a la tercera guerra mundial.
Durante la semana del referéndum ningún político británico ni, que yo sepa, ningún periodista hizo alusión al discurso de Vladimir Putin en San Petersburgo con motivo de la conmemoración del 75 aniversario de la invasión de la Unión Soviética por parte de la Alemania el 22 de junio de 1941. La victoria soviética, que costó 27 millones de vidas soviéticas y la mayoría de las fuerzas alemanas, ganó la Segunda Guerra Mundial.
Putin relacionó la actual concentración frenética de tropas y material de guerra de la OTAN en las fronteras occidentales de Rusia con la Operación Barbarossa del Tercer Reich. Los ejercicios de la OTAN en Polonia fueron los mayores desde la invasión nazi, esta Operación Anaconda había simulado un ataque a Rusia, se supone que con armas nucleares. La víspera del referéndum el colaboracionista secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, advirtió a los británicos que pondrían en peligro la “paz y seguridad” si votaban abandonar la Unión Europea. Es posible, solo posible, que los millones que le ignoraron, tanto a él como a Cameron, Osborne, Corbyn, Obama y al hombre que dirige el Banco, hayan roto una lanza en favor de la verdadera paz y democracia en Europa.

Fuente: http://johnpilger.com/articles/why-the-british-said-no-to-europe

jueves, 2 de junio de 2016

La Oposición venezolana debe ser puesta en su lugar



La Revolución Bolivariana no puede quedarse de brazos cruzados, hay que pasar a la real ofensiva

Por: Níkolas Stolpkin

Que recordemos, nunca antes la Revolución Bolivariana había sido bombardeada mediáticamente como hoy está siendo bombardeada, y más aún cuando en Argentina ha asumido Mauricio Macri y en Brasil es puesto Michel Temer, al ser apartada Dilma Rousseff.

Después del retroceso que tuvo el Neoliberalismo en América Latina, vemos que nuevamente ha tenido un nuevo impulso con los últimos acontecimientos desarrollados en Argentina y Brasil.

El triunfo de la oposición venezolana en el Parlamento junto con los negativos acontecimientos ocurridos en Argentina y Brasil, ha permitido a la oposición, a su burguesía local y a los Grandes Medios de Comunicación (internacionales y locales) con clara obediencia a los intereses estadounidenses, aumentar el volumen de una agresiva ofensiva (política-económica-diplomática-mediática) contra la revolución bolivariana.

No entendemos la "democracia" por la que luchan ni el "pacifismo" con la cual se llena la boca la oposición venezolana, más aún cuando ponen sobre la mesa a la Constitución Bolivariana, si lo que vemos por parte de esa oposición es presión económica, violencia y la constante obsesión por apartar a Nicolás Maduro de la presidencia de Venezuela y terminar con la revolución bolivariana.

No entendemos tampoco la reacción emocional del Secretario General de la OEA, Luis Almagro, y su comunicado oficial y personal hacia Nicolás Maduro, presidente legítimo de Venezuela. Y todavía estamos esperando el comunicado oficial (¿y "emocional"?) de la OEA con respecto al golpe blanco ocurrido en Brasil hacia Dilma Rousseff. ¿Dónde está?

Ante todo lo anterior, la Revolución Bolivariana debe pasar a una real ofensiva. No puede quedarse de brazos cruzados, mucho menos cuando existe una oposición con el consentimiento de los intereses estadounidenses y la tribuna que les permite los Grandes Medios de Comunicación.

El pueblo bolivariano y los militares bolivarianos deben tomar real control de la situación en Venezuela. La oposición venezolana ha venido gozando de muchos privilegios, pero esos privilegios únicamente los ha utilizado para poder agredir y buscar desestabilizar la revolución bolivariana. 

El niño malcriado merece ya una lección. El gobierno venezolano debería entender que todo esto que está pasando en Venezuela, y sus consecuencias, no se deben a otra cosa a que el niño malcriado en su momento no fue corregido y lo han dejado hacer lo que se le venga en gana. Ahora el niño está "crecidito", y ya ven las consecuencias de no haberlo corregido antes. Pero ahora hay que tomar las riendas ya. Y tomar las riendas significa que debe haber mano dura. Si queremos salvar la revolución bolivariana, entonces hay que tomar decisiones drásticas, por más dolorosas que puedan ser.

Si tenemos el apoyo del pueblo bolivariano y el apoyo de los militares bolivarianos para ir en defensa de la revolución bolivariana ¿qué  más estamos esperando para ir en defensa de esa revolución? ¿Dónde está el carácter de la Revolución Bolivariana? ¿Dónde están los hijos de Hugo Chávez? ¿Vamos a esperar a que el niño malcriado tome las riendas de la casa? No señores. Aquí se debe poner coto al asunto, por más que llore el niño malcriado o los "vecinos" recriminen. 

La Democracia construida en Venezuela se debe proteger y ser defendida. No se debe permitir que la oposición (violenta, acaparadora, conspiradora, etc) siga ultrajando la democracia venezolana.

Propuestas para poner al niño en su lugar:

1. Disolver el Parlamento.

Fundamental es anular el Parlamento venezolano, hoy manejado por esa oposición que lo único que busca es sembrar el caos, desmontar el proceso bolivariano y sacar al presidente, Nicolás Maduro. Nunca la oposición venezolana, ni siquiera desde que Nicolás Maduro ganara legítimamente las elecciones, ha permitido que se gobierne en paz; siempre han buscado la confrontación, la provocación, la desestabilización en contra de Venezuela y los venezolanos. 


2. Decretar Estado de Excepción.

Disuelto el Parlamento, se debe decretar el Estado de Excepción. Lo militares deben salir a la calle, temporalmente, para lograr restaurar el orden social, político y económico de Venezuela. Ante la grave situación que vive Venezuela (presión económica, política, diplomática, mediática) y de la cual la oposición es parte, es necesario poner orden.


3. Tomar el control de los Medios de Comunicación.

Nunca en Venezuela la oposición ha tenido, desde que se iniciara el Proceso Bolivariano, la libertad con la que ha venido gozando en los Medios de la burguesía venezolana. Esa libertad debe acabar, y no momentáneamente. La libertad de los Medios de Comunicación de la burguesía hay que ponerle un punto final. Nunca los Medios de la burguesía venezolana han hecho tanto daño al proceso bolivariano y al pueblo venezolano. 


4. Dejar sin margen de maniobra a los principales líderes de la oposición.

Los principales líderes de la oposición venezolana deben ser declarados enemigos del proceso bolivariano y encarcelados, por representar un peligro para la sociedad venezolana. Los principales líderes de la oposición han demostrado que no tienen ningún interés en dejar gobernar tranquilamente al presidente electo democráticamente. Lo único que tienen en la cabeza es acabar con el proceso bolivariano y sacar a quien lo dirige.


5. Anular la autocrítica pública.

Hay que silenciar, por las buenas o por las malas, aquellas voces que con su palabra, escrita o hablada, auto-declarados "chavistas", generan división e instrumentos para la oposición más que para fortalecer el proceso bolivariano. Sus palabras públicas no están al servicio de la revolución bolivariana, están más bien al servicio de la oposición.


6. Fusión entre el pueblo bolivariano y los militares bolivarianos.

La toma del control por parte de los militares no puede dejar afuera al pueblo bolivariano que desea también defender la revolución bolivariana. El pueblo bolivariano debe organizarse junto a los militares para tomar las calles y restaurar el orden. Los militares no deberían actuar solos, ya que afuera serían mal vistos. Militares y pueblo bolivariano organizado es la mejor fórmula para evitar la imagen militar de la cual fue protagonista anteriormente América Latina. No hay que darles en el gusto. La toma de control debe ser cívico-militar. Pero cada uno debe tener sus funciones y atribuciones.


7. Cierres de fronteras y despliegue de sistemas de defensa.

La toma de control por parte de las fuerzas legítimas de Venezuela deben estar conscientes de que la burguesía buscará formas para defender sus intereses. Por lo que hay que estar preparados ante cualquier amenaza externa. Las fronteras deben ser cerradas y los sistemas de defensa deben ser desplegados.


Medidas a considerar con respecto a otros elementos que han contribuido al actual clima en venezuela: expulsión de prensa extranjera; anulación de ONGs, nacionales o extranjeras;  toma de Grandes Medios de Producción, etc.

domingo, 29 de mayo de 2016

Contra el capitalismo global, el ideal comunista


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Filósofos como Alain Badiou, Slavoj Zizek y Daniel Bensaïd ven en el comunismo el único horizonte contra la depredación y la privatización del mundo. 
Para algunos, defender el comunismo es ahora un anacronismo.
Alinearse con Karl Marx, incluso en la Francia civilizada de siglo XXI puede ser arriesgado. El filósofo Alain Badiou fue criticado porque lo veían como un “revolucionario peligroso” e incluso “defensor de un régimen de terror”, que tuvo en cuenta la Revolución Francesa y el comunismo estalinista. Sus detractores fueron algunos de los “nuevos filósofos”, surgidos en los años 70, que con el tiempo se convirtieron en anticomunistas intransigentes.
“El capitalismo global humanizado no puede ser el horizonte último de la izquierda”, protestó el filósofo y psicoanalista, Slavoj Zizek , para quien es necesario rehabilitar la “idea comunista”, no como algo que ya ha fracasado, sino como un universalismo que se construirá.
“Estoy convencido de que numerosos problemas tales como los ecológicos, biogenéticos y las nuevas formas de apartheid no pueden ser resueltos por el capitalismo global”, dice Zizek, que organizó con Alain Badiou en 2009 en Londres, una conferencia titulada ‘Acerca de la idea del comunismo , que repitió en Berlín, en 2010.
El comunismo, el futuro de la Humanidad
En defensa de los ataques a Alain Badiou, de los “nuevos filósofos” Zizek y Fabien Barby, se llegó a escribir en marzo de 2010 un manifiesto al que se unieron cientos de filósofos e intelectuales de todo el mundo. El texto decía claramente: “Nosotros no renunciaremos jamás a la idea del comunismo.”
Y continuaba: “Sin embargo por problemática que sea esa  idea, por más nueva que aparezca en su formas debe tornarse en realidad,  por más críticos que seamos con la historia de comunismo en el siglo pasado, por muy diferentes que sean nuestras propuestas, una cosa es cierta: un comunismo que se ha reinventado, es el único futuro del Hombre. Esta es  una eterna y única verdad. La única justicia que la razón humana puede concebir de una forma sana”…
El manifiesto concluye: “El tiempo, nos guste o no, es ahora, y necesitamos nuevos filósofos, no advenedizos, ni pretenciosos sino los filósofos de la renovación”.
Para filósofos contemporáneos como Etienne Balibar, considerado ejemplo para Badiou y Zizek, Marx debería ser el contrapunto del capitalismo actual. Lo mismo pensaba el filósofo Daniel Bensaïd, que murió en 2010 en París.
Lo que los une es una certeza: Karl Marx sigue siendo un filósofo fundamental. Ellos estudiaron minuciosamente los escritos de Marx y defendieron en libros y conferencias la relevancia de su pensamiento y la idea del comunismo, que Badiou llama “hipótesis comunista”.
Provocativo y dotado con un sentido de humor inquebrantable, Zizek dijo a un periódico francés: “Todavía soy comunista porque todo el mundo puede ser socialista, incluso Bill Gates”.
Badiou y Zizek son los dos filósofos europeos más conocidos, traducidos y comentados en el mundo. Tanto para Badiou, como para Zizek, “el desastre oscuro del estalinismo” (como lo denomina Alain Badiou) y el fracaso del “socialismo real” no invalidan el horizonte de la emancipación radical que es la “idea comunista”, reactualizada en nuevas formas de acción. Ambos reclaman un universalismo concreto, un universalismo de combate.
Alain Badiou presentó a su amigo Zizek en 2008, y de nuevo este año en su seminario, como a alguien que viene de un horizonte filosófico diferente. “El pensamiento de Zizek es el resultado de la tensión entre el idealismo alemán (Kant, Schelling, Hegel) y Lacan. Su dialéctica es más que la negación,  una preparación que hace de Hegel y lo real, un concepto que encuentra Lacan”.
En cuanto a su propio horizonte filosófico, Badiou dice que se constituyó en tensión dialéctica entre la idea y la libertad, entre Platón y Sartre tratando de responder a la pregunta , “¿Cómo la soberanía de la idea, de verdad, puede ser compatible con la libertad?”
Renovar la vocación igualitaria del comunismo
Citado por Etienne Balibar, el filósofo Louis Althusser, su maestro, dijo que el comunismo estaba presente entre nosotros, imperceptible, invisible, en los intersticios de la sociedad capitalista, en lugares donde los hombres se asocian en actividades sin fines de lucro.
Al pasar por París este mes de junio, Zizek fue invitado a hablar en el seminario que Alain Badiou dio en la École Normale Supérieure, de París, que frecuentó hace unos años. Fue a la capital francesa para lanzar su libro ‘Menos que nada – Hegel y la sombra del materialismo dialéctico’, prologado por Badiou, quien lo llamó “uno de los libros de filosofía más importantes publicados en los últimos años.”
En un libro anterior, ‘Primero como tragedia y después como farsa’, Zizek volvió a Hegel, que consideraba que la historia se repite necesariamente. Karl Marx observó al respecto, “una vez como tragedia y la próxima vez como farsa”. A lo que añadió Herbert Marcuse, “la farsa puede ser más terrible que la tragedia que se repite”.
Considerado por muchos como el “filósofo más peligroso en Occidente”, un agitado  Zizek tiene la ambición de defender la “idea comunista”, “empezar de nuevo “, lo que significa no reproducir lo que fue un fracaso, pero antes que todo ello renovar la vocación igualitaria original del comunismo”.
Dicho esto, está claro que no ve la solución en el mercado.
“Si hay una lección que aprender del fracaso de la Unión Soviética es que el dirigismo de la economía nacionalista sólo funciona en una determinada fase de desarrollo industrial tradicional. No tengo una fórmula clara. Pero la solución es vislumbrar un estado apoyado por un movimiento popular, por la movilización extra parlamentaria”, declaró en la conferencia de París en 2010. Citó como dignos de gran interés las experiencias de Evo Morales, en Bolivia. Para Zizek, Morales obtuvo una poderosa movilización de mayoría silenciosa indígena. Por lo tanto, se sustentó con el apoyo de una movilización permanente de la mayoría.
Antes, no hemos tenido a Podemos en España, ni a Syriza en Grecia, que excita al filósofo hoy.
Según Zizek, el estalinismo era algo mucho más enigmático que el nazismo. Por eso al respecto de  lo que Badiou llama el período estalinista de “desastre oscuro”,  para Zizek, los dos totalitarismos no se pueden comparar, por muchas razones que explica.
En la conferencia que haría que el mes en  que murió, en París, en enero de 2010, Daniel Bensaïd, filósofo y militante trotskista escribió un largo texto que reafirmó su convicción de que el comunismo es el único horizonte en contra de “la depredación y la privatización del mundo” .
Escribió: “De todas las formas de nombrar lo otro, lo alternativo”, y que está en el rostro del capitalismo obsceno, la palabra comunismo es la que conserva mayor sentido histórico, la que mejor evoca lo común, lo que se da en compartir y la igualdad. compartir el poder, la solidaridad en contraposición al cálculo egoísta y la competencia generalizada, la defensa de los bienes comunes de la humanidad, natural y cultural, la extensión de un campo de gratuidad de los servicios y bienes de primera necesidad, en contra de la depredación generalizada y la privatización del mundo”.
Artículo de Leneide Duarte-Plon, periodista francés.

miércoles, 11 de mayo de 2016

¿Final sin final en La Habana?


            *Libardo Sánchez Gómez

 ¿Estaban las FARC suficientemente preparadas estratégicamente,  para enfrentar  con éxito los  términos de una negociación  sobre paz con justicia social (remoción de los desequilibrios sociales y políticos que condujeron a su alzamiento en armas) y, de paso, para  terminar  la prolongada guerra civil?   Sectores  populares, sobre todo  aquellos en los que la guerra ha zumbado sobre  sus moradas, han percibido cierta debilidad   de las FARC a la hora de plantear líneas rojas, como lo hace el régimen,  en la Mesa de conversaciones en la Habana. Lo que los voceros insurgentes llaman gestos de paz, como el cese de fuego unilateral y el desminado, son vistos tanto por sus aliados como por la contraparte como mensajes de debilidad.  ¿Locura o debilidad renunciar, sin haber terminado la guerra, a la protección que otorga el minado?  Como van las cosas  existe  el  pleno convencimiento de que, al final de la negociación,    el sufrimiento de quienes han llevado en sus hombros el fardo de la guerra será, aún, mayor, pues los verdugos de siempre tendrán la  vía despejada  para ejecutar sus habituales prácticas de horror.

  Es claro que en una Mesa de diálogos, y más en el exterior, no se puede pactar el salto cualitativo de un medio de producción, así sea nefasto no sólo para los colombianos sino para toda la humanidad, como es el capitalismo hacia el socialismo, pues eso lo tiene que hacer la sociedad en su conjunto; pero  aceptar no dialogar sobre transformaciones sociales y políticas, dentro del propio modelo,  que permitan, entre otros,  democratizar la tenencia de la tierra y el acceso universal a la educación, salud y seguridad social,  convierte en estériles los términos de cualquier negociación. Sólo deja traslucir un desmedido afán  por parte de los insurgentes por dejar las armas. Los halcones negociadores del régimen santista  desde el principio de los diálogos percibieron tal  afán y, además,  palparon el “corazón de pollito” del cardiólogo Timochenco  por lo que han  aprovechado al máximo  tal situación para   imponer a su antojo  los términos (líneas rojas)  en los que deben claudicar los guerreros.

La actitud  de la comandancia actual no se corresponde con la sagacidad histórica y capacidad estratégica de la agrupación, demostradas por más de cincuenta años a la hora de enfrentar militar y políticamente al régimen. Cómo hacen falta el comandante  Marulanda y el inigualable  Jacobo Arenas.  Estos talentosos insurgentes no contemplarían entregar, como ahora se avizora,  el movimiento por un plato de lentejas.  ¿Su desaparición conllevó la pérdida del Norte de la agrupación armada? ¿Sus sucesores no han tenido la estatura, que se requiere para dirigir una guerra asimétrica contra un enemigo tan poderoso,  dirigido por el propio ejército imperial?  La búsqueda desaforada e imprudente del comandante Alfonso Cano de una salida negociada del conflicto,   pensando ilusoriamente en que  la oligarquía estaría dispuesta a negociar algo de sus privilegios, le costó la vida.  Ahora es el comandante Timochenco quien  lanza la tropa tras un ilusorio acuerdo  que los saque de la selva y los lleve a la ciudad cerca de las puertas del Palacio de Nariño; da la impresión que el máximo comandante lanza la soga de la paz con las ansias que la lanzaría aquel que se está ahogando.

No hay que olvidar que la oligarquía accede a dialogar sobre salidas negociadas al conflicto interno, solamente si los diálogos le sirven como un paréntesis estratégico para mejorar su posición  dentro del desarrollo de la guerra. En el caso del Caguán Pastrana llamó a Manuel Marulanda a negociar porque la guerrilla en aquel entonces tenía acorraladas a las tropas regulares. El Plan Colombia les permitió apuntalar la reingeniería militar,  terminada ésta dieron por finiquitadas dichas conversaciones. ¿Qué   pretende el régimen de Santos ahora? El Plan Colombia ya cumplió su cometido, y aunque no logró la derrota militar de los insurgentes por lo menos los tiene conversando, eso dice el régimen, en un estéril diálogo de sordos en la Habana. El ajedrecista Santos, probablemente, con su jugada maestra intenta darle  jaque mate a las FARC sin necesidad de echarles tiros, para ello junto con el imperio  han hecho virar el Plan Colombia   hacia el   “novedoso” Plan  Paz Colombia. ¿Qué se busca? Simplemente  que las guerrillas bajen el tono muscular para ir copando los espacios con su ejército de mercenarios.  Diversos informes  advierten que los paramilitares matan y desplazan campesinos, sin contención alguna, en los territorios donde  antes las FARC estaban activas.  Para nadie es un secreto que el fortalecimiento del paramilitarismo es un hecho.  La captura de algunos de sus elementos no son más que pantomimas de Santos.

Tampoco hay que dejar de lado que la concepción del “enemigo interno” es una pauta impuesta por el imperio a la vasalla oligarquía criolla. A las FARC armada se le aplica el Plan Colombia y a las FARC sin armas se le aplicará el Plan Paz Colombia. Así que una vez comience el eufemísticamente llamado “postconflicto” la hecatombe de las FARC  será un hecho; y lo que le ocurrió a la Unión Patriótica será apenas un pálido reflejo de lo que les espera a los guerrilleros desarmados.


Claro que no hay que adelantarnos a los hechos, pues probablemente el punto final de las conversaciones entre el pueblo en armas y la oligarquía no se coloque  al final de la  presagiada hecatombe. La FARC se han convencido plenamente de que la oligarquía no tiene una mínima vocación de paz, la propuesta de buscar una salida negociada al conflicto no fue más que una ventolera reeleccionista de Santos. También saben que tanto al imperio como a la oligarquía vasalla sólo les interesa la claudicación incondicional de las guerrillas.  Los últimos hechos de guerra parecen anticipar una excusa para una abrupta terminación de los diálogos. Santos por un lado  anunció que cualquier acto de guerra contra un elemento de la oligarquía y, por otro,  las FARC advirtieron que con el asesinato de uno de sus guerreros  se dará punto final a las conversaciones sobre la tan anhelada paz.  Amanecerá y veremos.

*DMV. U Nacional de Colombia. MSc. Economía. PU. Javeriana. Esp. NAS. Profesor universitario.